Pikoletos: La derrota de la ETA y la élite de la Guardia Civil
A finales de los años 70 la ETA había impuesto su ley de hierro en
las provincias vascas y Navarra, especialmente en las zonas rurales.
Sus continuos y feroces atentados estremecían al país y abrumaban al
Estado. Y las fuerzas de seguridad (junto a los militares, sus dianas
preferidas) se veían impotentes para contrarrestar la embestida
criminal. En febrero de 1980, tras el atentado en Ispáster que acabó con
la vida de seis guardias, comienza su actividad una nueva unidad de
élite de la Guardia Civil: el Grupo Antiterrorista Rural (GAR) cuyos
objetivos eran reconquistar el espacio público, dar seguridad a personas
e instituciones, luchar contra la banda con nuevos métodos y llegar
hasta el último rincón de las provincias vascas para sentar las bases de
la información antiterrorista. En definitiva, acosar a la ETA y su
entorno hasta su última madriguera. Treinta años después, invertidas las
tornas, la ETA fue derrotada, aunque nunca lo reconociera. De la mano
de Juan José Mateos, veterano de la unidad y víctima de la ETA, esta es
la historia de su peor pesadilla y una de las causas principales de su
desaparición: el GAR, a quien debemos gran parte de la victoria de la
democracia contra la barbarie.